“Me hizo bien estar mudo, a todo
el mundo le haría bien un poco de silencio para pensarse. Los chilenos hablan
tanto y agudo y gritado. El neoliberalismo farandulón los puso así, muy
engreídos”.
-
Pedro Lemebel.
Si hay un efecto social que ha
caracterizado –entre otros- la emergencia controvertida de la figura de Alberto
Mayol, es la incomodidad. Del latín incommoditas,
refiere a la condición de provocar molestia o de requerir esfuerzo, una tensión
recurrente que ha podido observarse como resultado de sus hipótesis o
proposiciones políticas y científicas. Ya sea en la forma o en el fondo, la
acometida de Mayol en las primarias del Frente Amplio y su reciente creación de
un bloque de izquierda al interior de su coalición, no han sido de fácil digestión.
Su focalización en las relaciones de poder significó repolitizar el debate,
siendo este último un bien escaso en el actual escenario deliberativo. Y su
anclaje en la tradición de izquierda ha irritado la dermis sensible de
conspicuos personajes de la intelectualidad académica, de la política y de los mass
media.
Ya en una declaración pública del
26 de julio de 2017, señalaba que “todo discurso político desde la izquierda
está en los derechos de los(as) trabajadores(as) y en el cuestionamiento a los
mecanismos de acumulación económica y de generación de excedentes empresariales
basados en el deterioro de los salarios, las condiciones laborales y la explotación
del medioambiente”. Es decir, un golpe directo al vientre del naturalizado
modelo de desarrollo chileno. E independiente de sus detractores y
simpatizantes, su crítica al neoliberalismo criollo ha contribuido con un punto
de inflexión para la pretenciosa y despolitizada racionalidad local.
Desde su mediática irrupción en
la ENADE (Encuentro Nacional de Empresarios), allá en el 2011, la controversia
política y académica construida en torno a su figura ha sido continua y
condimentada. Ante una incómoda élite empresarial, Alberto Mayol cuestionó el
modelo económico y social chileno. En su análisis reinterpretó las
movilizaciones estudiantiles y sociales de aquel año, como la manifestación de
un malestar generalizado frente a un sistema económico-político en crisis. Es
muy probable que el análisis del joven sociólogo, realizado en las suntuosas
locaciones de Casa Piedra, haya alterado el ritmo cardiaco a más de algún
habitué de las neoyorkinas páginas de la revista Forbes. Es que trasladar a
esos recintos el aroma enrarecido de la calle, esa agridulce brisa de ciudadanía
agobiada de tanto transitar por los estrechos pasadizos de la subordinación, no
es precisamente una suave caricia para la afectación olfativa del gran empresariado
criollo. La mezcla concurrida de olores nunca ha sido una predilección de
palacio.
Tampoco las hipótesis políticas y
científicas que declaró en una seguidilla de libros, entre los que se
encuentran “El Derrumbe del Modelo” (2012), “No al Lucro” (2012) y “Economía Política
del Fracaso” (2015). Sus textos críticos, deliberadamente dialogantes con el ciudadano común, ofendieron también al
espíritu racional-científico de la nobleza académica nacional. Sin embargo,
esto último puede ser considerado positivo, toda vez que sus proposiciones e
hipótesis, que recorren tanto las dimensiones estructurales como subjetivas del
modelo de desarrollo chileno, abrieron un debate reinstalando la necesidad de
“politizar” el diálogo académico, político y social, en términos de examinar
las relaciones sociales de poder.
Sin embargo, así como la sensibilidad
empresarial se vio interpelada críticamente durante la ENADE del 2011, un
sector del respetable estamento de científicos sociales no estuvo exento del
malestar suscitado ante la eventual “poco académica” calidad de sus
proposiciones. “Pseudocientífico”, “pseudoinvestigador” o “poco serio”, son
parte del conjunto de epítetos que
algunos de sus pares han emitido aludiendo a su actividad como investigador y
teórico. Es probable que muchos de estos calificativos provengan de la
complejidad narcisista que abunda a raudales en la academia chilena. También de
pares que no han leído un texto suyo, construyendo sus impresiones con base al rumor,
a la opinión de “terceras fuentes” o a la cuña editada en los mass media. En
otros casos, la crítica proveniente de personas informadas ha sido valiosa para
promover los debates político, académico y ciudadano.
Cuando Alberto Mayol, junto a
Javiera Araya publicó su estudio que cuestiona la neutralidad política del
Fondecyt Regular en la selección de proyectos de investigación, el fuego
cruzado del cual ambos fueron blancos -desde el mismo programa público y desde
la academia chilena- fue digno de antología. La crítica metodológica y la
atribución de “falta de seriedad” del informe, fueron esgrimidas para invalidar
la hipótesis (considerada por sus críticos como “absurda”), que señala una
relación entre los procesos políticos y la probabilidad de adjudicarse un
Fondecyt. Sin embargo, el argumento de la falta de seriedad metodológica es
insuficiente para invalidar una afirmación hipotética. Se requiere, además, de
la realización de otros estudios que refuten la asociación entre la dimensión
política y el proceso deliberativo que sustenta la selección de proyectos de
investigación. Esto último, no sólo constituye un criterio científico, sino que
también un principio de lógica cotidiana: No se puede hablar de una
imposibilidad de hacer pan, sólo por el hecho de que se cuestione la forma en
que se ejecutó la receta.
De toda esta trifulca se puede
extraer que la receta no trasciende su condición de ser sólo una referencia,
una fórmula metodológica subordinada a toda afirmación científica o política.
En otras palabras, toda hipótesis crítica constituye una apuesta resiliente,
frente a una lógica o itinerario procedimental con pretensiosos ropajes de
validez universal. Porque cuestionar que la neutralidad de la institucionalidad
científica es inmune a los intereses políticos particulares, es reubicar el
lugar de la actividad académica y científica al interior de múltiples
relaciones de poder. En otras palabras, contribuye a promover el debate
estructural en los ámbitos de la política, de la academia y de la ciudadanía.
Un criterio de relevancia estratégica
que debiese proyectar el excandidato, es que la comunicación efectiva de todo
análisis y proposición crítica debe permear las diferentes texturas del tejido
social. Se trata de promover estos debates en todos los espacios posibles de
discusión, así como instalar sus ideas-fuerza en la diversidad de conversaciones
cotidianas. En un país neoliberal, donde la vida social está segregada y
privatizada en casi todos los ámbitos de interacción colectiva, el riesgo de
que las ideas se distribuyan fragmentadamente es casi seguro; es decir, que
éstas sólo alcancen a ser digeridas por aquellos sectores sociales más próximos
y que resulten ser un eco deformado o silencioso para otros grupos y actores del
entramado social.
Desde esta perspectiva, no deja
de ser interesante la alusión apasionada de Lemebel, cuando dispara su prosa
contra el engreimiento neoliberal chilensis. La restitución de lo colectivo -tan
presente en las propuestas de Mayol- puede ser percibida como una idea difusa o
impracticable, debido a la infinidad de clausuras sociales que resultan de
tanta segregación. Y el efecto individualista de ello es la falta de
reconocimiento entre ciudadanas y ciudadanos, producto de una débil coexistencia,
coexperiencia e intercambio sociales. No debe sorprender con ello la emergencia
de la vanidad, del prejuicio y de la ignorancia. Tampoco las dentelladas de algunos
egos ofendidos. Al contrario, la incomodidad generada por las proposiciones de
Mayol puede constituir una valiosa oportunidad para restituir, mediante el
debate, el ethos político de todo acto social deliberativo. Pero, al mismo
tiempo, poner en tela de juicio la actitud engreída que trae consigo nuestra
permanencia prolongada en los frívolos pasillos de la farándula neoliberal.
(*) Imagen: Werkén Rojo.
(**) Columna Publicada en el Periódico NN. Concepción, Chile.
(*) Imagen: Werkén Rojo.
(**) Columna Publicada en el Periódico NN. Concepción, Chile.