Epígrafe Fronterizo

"El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los garbanzos, del pan, de la harina, del vestido, de los zapatos y de los remedios dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y se ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el niño abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales"

Bertold Brecht

martes, 20 de septiembre de 2011

Las Manos entrelazadas de los Chilenos en Alemania: Discurso Inaugural de la Gran Fonda de Berlin



Fotografía: Pablo Ocqueteau.


Señoras, Señores, Amigas y Amigos:

En nombre del Comité Organizador de las Fiestas Patrias, me corresponde el honor de dirigirme a ustedes para dar la bienvenida a un nuevo aniversario de nuestra Independencia de la República de Chile. Saludamos a todas y todos los que hemos trabajado para hacer posible esta actividad y que disfrutaremos juntos como verdaderos hermanos, en honor a nuestros héroes de la independencia de Chile.

Saludamos a nuestros Artistas y Músicos, que nos llenarán de alegría con sus canciones, nos harán sentir y recordar nuestra querida patria en este día tan especial para todas y todos los chilenos. Saludamos a nuestros jóvenes y a nuestros amigos latinoamericanos y alemanes que nos honran con su presencia.

Septiembre es un mes de trascendencia histórica para los chilenos. Marca el principio y el fin de muchas alegrías y trágicos recuerdos, desde el inicio de su independencia y durante su vida republicana. Septiembre nos recuerda y nos trae a la memoria las grandes gestas de nuestros héroes y de hombres que dieron sus vidas por los más nobles ideales de soberanía, democracia y justicia social.

Hoy celebramos 201 años de vida como nación libre y soberana, pero el Bicentenario pasó con mucha pena y poca gloria. Lo recordaremos por el gran terremoto y tsunami que destruyo la mitad de Chile, el derrumbe de la mina San José, que marcó un hito en la historia de Chile y por la perseverancia de los familiares que llevó al Gobierno Presidido por don Sebastián Piñera a tomar la determinación de rescatar a los 33 mineros con vida.

El Gobierno Presidido por don Sebastián Piñera, que llegó también con el Bicentenario, a un año y medio se encuentra con grandes problemas.  Su agenda cargada de populismo se ha desmoronado como un castillo de arena. Los conflictos se multiplican y no se ve una solución a corto plazo.

Como sabemos, es nuevamente de candente actualidad el tema de la reforma educacional en nuestro país: Las calles, plazas y puentes de todas las ciudades a lo largo de Chile se han transformado en las arterias por donde fluyen y circulan miles de estudiantes y ciudadanos, entonando y gritando las demandas por cambios estructurales en la educación, los que -a su vez- exigen cambios  sustanciales en el paradigma  económico, en el carácter y rol del Estado y, en su conjunto, en el pacto social-constitucional del país. Desde hace meses las movilizaciones no han cesado, recuperándose y adaptándose algunas consignas de antaño, cantándose nuevas que apuntan críticamente al corazón del modelo social y económico financiero neoliberal actual: el mercado, el endeudamiento, el lucro, la inequidad.

Y si bien inicialmente parecía que se hubieran abierto, al fin, las Grandes Alamedas, marcando la llegada de la hora histórica anunciada por el discurso final de Allende, el desarrollo de los acontecimientos nos recuerdan que estamos en un régimen político dirigido por la derecha chilena, heredera de las prácticas de la dictadura militar y verdadera fundadora del régimen neo-liberal que busca resguardar. Y mientras los jóvenes copan el cuerpo de Chile y la represión se enfurece, suenan los cacerolazos del apoyo ciudadano, recordando el tiempo de las protestas.

No es extraño que el movimiento estudiantil actual encuentre un tan amplio respaldo ciudadano. En la categoría de “deudores” respecto de un grupo legalmente abusivo y corrupto de “acreedores”, se encuentra la mayoría de los chilenos que grita y cacerolea su apoyo a los estudiantes. Porque no sólo los estudiantes viven en el principio de la desigualdad, sino que la mayoría  social chilena actual lo sufre en carne propia.

Así, el movimiento estudiantil, aparentemente sectorial, constituye un “movimiento social” que tiene un carácter radical, en cuanto busca revertir el principio neoliberal de la desigualdad que construye la sociedad actual. Busca revertirlo por el principio de la igualdad social (basada en un sistema de “derechos sociales ciudadanos”), principio que, desde la esfera educativa chilena, se propaga como fragancia de nueva primavera a todas las esferas de la sociedad.

Este movimiento ha comenzado a recuperar lo político para la sociedad civil, poniendo en cuestionamiento la lógica de la política intramuros y, con ello, el modelo de seudo-democracia y de legalidad que no ha cortado el cordón umbilical con la dictadura. Se trata de una política deliberativa en el más amplio sentido de la palabra, que trasciende los esquemas partidarios (a pesar de las militancias personales de algunos dirigentes). El movimiento muestra cómo, a través de la orgánica de las bases movilizadas, con el apoyo de las redes comunicacionales (“política en red”), se ejerce el poder de la gente en el escenario público, presionando por la transformación de las estructuras.

Así, las movilizaciones estudiantiles y sociales que hoy se desarrollan a partir de las demandas por la educación, no sólo “ciudadanizan” lo educativo y lo sitúan como base fundamental del proyecto de sociedad, sino que dan cuenta de la crisis del sistema político, cuestionando y transgrediendo la “democracia de los acuerdos”, consagrada como principal herramienta para neutralizar y postergar las demandas sociales.

Esta nueva política encuentra su expresión manifiesta en un tipo de protesta social que rompe los marcos impuestos, tanto por la cultura del terror de la dictadura, como la del “bien mayor” de la transición. A través de una incansable apropiación del espacio público y, en general, a través de prácticas corporales de no-violencia activa, el movimiento ha generado múltiples acciones culturales en un lenguaje rico, plástico, inclusivo y audaz, que interpela el cerco de la represión  policial y de los medios que criminalizan la protesta.

En efecto, el pacto social educativo alcanzado en los “60 y 70” fue el fruto de una larga lucha dada por muchas generaciones, desde mediados del Siglo XIX. Proceso y lucha que consistió básicamente en la voluntad política progresiva de arrancar a los niños proletarizados dell mercado laboral, para escolarizarlos, como una vía hacia una sociedad más equitativa y como un camino de emancipación social y cultural. Aquí radica la densidad histórica de este movimiento, produciendo a su paso una irrupción de memoria histórica en el seno de la ciudadanía: la memoria de los padres y abuelos que marchan y “cacerolean” su apoyo a la nueva generación que está recogiendo y tejiendo a su modo la hebra de nuestra historia.

En su triple carácter  dado por su alcance revolucionario anti-neoliberal, por la recuperación de la política para la sociedad civil y por su conexión con la historicidad profunda del movimiento popular de Chile contemporáneo, el actual movimiento ciudadano que los estudiantes de nuestro país aparecen encabezando con fuerza, decisión y clara vocación de poder, recoge y reinstala las dimensiones más consistentes que la frustrada transición chilena a la democracia sacrificó.

¡Saludamos al movimiento estudiantil y solidarizamos con su lucha!

¡También saludamos la lucha permanente de nuestro hermano pueblo mapuche y estamos siempre dispuestos a solidarizar con ellos!

¡Viva un Chile solidario y no excluyente!

¡Viva el 18 de Septiembre!

Muchas gracias.

Comité Chileno Organizador de las Fiestas Patrias de Berlin - Alemania.

Berlin, 18 de Septiembre de 2011.